22 mayo 2010

Estamos cansados de ir al colegio. De la evasión de clases al aprendizaje cotidiano


Tirarse la pera, hacerse la vaca, prender una rateada. Esta es la jerga de los estudiantes para hacer referencia a la evasión voluntaria de las clases. Desde luego, es una práctica temida por las autoridades, casi un crimen juvenil, mayormente asociada -de modo burdo y despectivo- a jóvenes que solo prefieren dedicar su tiempo a la manipulación de los vicios consumistas (ludopatía, alcoholismo, drogadicción) que (la manipulación de) la escuela... reduciendo y predefiniendo las características de un acto que podría ser una excelente estrategia de reinvención del tiempo para emplearlo en actividades re-creativas, auto-estimulantes, solidarias y de aprendizaje.

"Es viernes y estamos cansados de ir al colegio" es lo que dijo un estudiante de la ciudad de Mendoza en Argentina sobre una de las "rateadas" que allí tuvieron lugar. Recientemente, miles de estudiantes acordaron a través de la red social Facebook tomarse un día libre, y no solo para faltar a clases sino para encontrarse en una plaza y compartir en un ambiente armonioso y recíproco. Algunos llevaron comida, otros guitarras para hacer música y pelotas para los juegos. "Hay que festejar un poco porque en la escuela nos dan mucha tarea", comentó otro participante. La noticia ha dado la vuelta al mundo.

Pero, un día no es suficiente. Cada vez existen más grupos de estudiantes auto-organizándose para preparar convocatorias similares a través de las redes sociales. En Uruguay, por ejemplo, la acción se ha utilizado para organizar reuniones de protesta y solidaridad con comedores populares proponiendo, entre otras cosas, llevar alimentos no perecibles. Todo un ambiente de rebeldía creativa juvenil.

Cada vez hay más rateadas convocándose en diferentes lugares, con nuevas aspiraciones y motivaciones y estudiantes que se entusiasman con estas ideas.

3 comentarios:

  1. No acabo de entender el odio que teneis a los colegios. Entiendo que hay veces que es frustrate, pero no entiendo que otro método quereis usar para aprender ecuaciones, saber los huesos del cuerpo o memorizar fechas históricas.

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    1. Igual deberías preguntarte si las ecuaciones o las fechas históricas son realmente necesarias. ¿Por qué?, ¿por qué tenemos que aprender todo eso?, ¿para poder aspirar al futuro de mierda que nos promete este sistema?, trabajar, consumir, llegar a casa y escuchar al televisor diciéndonos que no existimos porque no podemos permitirnos satisfacer todos los deseos incompletos que fabrican la publicidad y su mediocre Espectáculo. ¿Por qué?, ¿por qué tenemos que pasar horas y horas de manera obligatoria en un recinto de funcionamiento casi carcelario, contra nuestra voluntad, para aprender cosas de las cuales, en su mayoría, no nos acordaremos pasados dos años, y que sólo nos sirven para ser evaluadxs en tanto que producto con una determinada potencialidad de ser explotado y de producir unos beneficios que nos otorgan una cierta rentabilidad y por lo tanto un valor de uso o de cambio que es lo que determinará a su vez qué esfuerzos pondrá el sistema en mantenernos con vida y "felices"?

      No quiero aprender ecuaciones. Odio las matemáticas, sé contar y sumar, multiplicar, dividir y restar, no necesito nada más. Sus cálculos aburridos me importan una mierda.

      No quiero aprender a realizar análisis sintácticos de las oraciones. Sé decirlas, sé escribir y leer, y entender lo que expresan, no necesito saber morfemas, sujetos ni predicados. Me importa una mierda también todo eso.

      No quiero que me eduquen en todo eso. Prefiero aprender a ser humano, y a ver a los demás como mis iguales, respetarles, amarles, apoyarnos unos a otros en comunidades que pongan en evidencia a esta sociedad suicida y neurótica y acaben con todo lo que nos encarcela y nos conduce a la envidia y el arribismo. Recuperar el sentido común, la compasión, la dignidad, la sinceridad, la rabia, la sonrisa.

      No quiero que un/a profesor/a sabelotodo me humille delante de lxs demás sólo porque cuando me ha sacado a la pizarra no he sabido resolver el estúpido ejercicio que él/ella había planteado. Yo sé hacer muchas otras cosas, leo por mi propia iniciativa sobre otros muchos temas que me interesan más, y yo también podría ponerle en un aprieto, pero sin embargo, tengo que soportar sus comentarios prepotentes y sus reproches sin poder rechistar, porque si lo hago me castigarán.

      No quiero que me inculquen la despreciable dinámica de la delación y la obediencia ciega, casi masoquista, a una autoridad que yo no he elegido ni reconocido. Me dicen que si percibo que alguien está intentando copiar de mi examen, le delate y me chive, o ponga mi brazo para intentar dificultarle que pueda ver las respuestas. Así, se acaba con toda noción de solidaridad y de apoyo mutuo, y se imponen competitividad, desconfianza y valores podridos basados en "pisotear al/a la de al lado para ser mejor".

      No quiero que me pongan una nota ante unos contenidos impartidos de manera homogénea, como si sólo fuésemos un rebaño uniforme de fotocopias sin voluntad, esperando ser evaluadas sin que nadie repare en nuestras particularidades. Somos todxs únicxs, volátiles, caóticxs y hermosxs. No todxs tenemos las mismas aspiraciones, los mismos deseos, las mismas formas de ver el mundo, las mismas capacidades, las mismas opiniones sobre todo lo que nos rodea. Manipular mentes inocentes que están todavía creciendo y comprendiendo y explorando este mundo maldito e imaginando nuevas maneras de cambiarlo o de destruirlo es un crimen, se mire por donde se mire. Psiquiatras, psicólogos, sistema fármaco-industrial, profesores, pedagogos, educadores, padres, adultos, ¡fuera de nuestras vidas!, ¡bastardxs, no os debemos nada!

      Somos irresponsables, inmadurxs, libres, salvajes y lo más importante, y algo que vosotrxs, malditxs, nunca seréis: FELICES.

      Barricadas con los pupitres y los sueños.
      Quema tu colegio.

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Ya no nos engañan. Queremos que la vida sea un juego: una experiencia divertida, motivante y placentera. Ya no queremos castigos, ni obligaciones, ni autoridades. Ni mandar, ni obedecer. Simplemente jugar. Por que, no importa lo que piensen de nosotros, lo que quieren que seamos. Si ser maduros consiste en adaptarnos a esta forma de vivir, convertirnos en máquinas obedientes y sin vida, entonces no. Nos entercamos en recuperar nuestros sueños. No queremos crecer, queremos ser niños. ¡Queremos vivir la vida! ¡Involución cultural, ahora!